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Ind.Vitivinícola: En el año más difícil, un balance positivo
Enviado el Sunday, 05 January a las 19:08:50 por opagola

Act. Comercio Exterior
La primera semana del año transcurrió con mucha tranquilidad. Con la gente pensando en lo que puede venir, con la preocupación por las granizadas y con un trabajo conjunto entre el sector privado y el Gobierno en la necesidad de plantear ante las autoridades nacionales la posibilidad de conformar un fondo para promover las exportaciones. Pero para muchos otros, esos días de tranquilidad sirvieron para hacer un balance del año que pasó
Los insumos importados, como las barricas, complicaron los costos de la vitivinicultura local


“Fue como una pesadilla”, graficó un bodeguero consultado, quien recordó que el propio Presidente de la Nación calificó al 2002 como “el año político social más difícil de la historia argentina”. A ambos, razones no les faltaban para pensar de esa manera. Porque muy pocos argentinos podrán olvidar el caos en que se debatió la economía en el primer semestre y en ese marco debió moverse la vitivinicultura, la principal actividad económica de la provincia.

Un breve repaso de lo ocurrido permite recordar que en enero, el mes en que se toman las decisiones, el país parecía no tener rumbo. No había financiación ni descubierto en los bancos; se aprisionó el dinero efectivo en el corralito y el corralón, mientras el tipo de cambio trepaba en forma incesante. Esta situación provocó que se cortara la cadena de insumos y los pagos a proveedores nacionales y extranjeros; no se podían hacer movimientos de divisas tanto para el ingreso como para enviarlas al exterior, etc.

A pesar de ese caos, la dirigencia y los gobiernos de las provincias vitivinícolas intentaron mantener la calma. Debió influir, con seguridad, que la naturaleza había sido benévola y entregaba la mejor cosecha, en calidad, de los últimos diez años.

Privados y gobiernos planificaron entonces la cosecha para evitar sobrestocks aunque el costo que debió pagarse fue muy alto. Porque mientras los insumos (combustibles, agroquímicos, elementos de bodegas, etc.) aumentaban al ritmo del dólar, no se produjo un traslado de los mayores costos al precio final de los vinos. Paralelamente, hubo gestiones de importantes funcionarios nacionales que ayudaron a paliar la difícil situación. Como la del ex ministro del Interior (actual vicepresidente del Banco Nación) Rodolfo Gabrielli, quien junto al titular del INV, Enrique Thomas, lograron que se destrabaran los plazos fijos que estaban en el corralón para poder levantar la cosecha, mientras paralelamente se obtenían fondos del Nación con el mismo objetivo.

Ese desorden económico influyó en las exportaciones. Los bodegueros no tenían precios de insumos y no sabían cómo se movería en el futuro (algunos hablaban de 10 pesos el dólar a fin de año) por lo que retrajeron las ventas, mientras en el mercado interno se producía un cambio de hábitos y el consumidor se volvió más austero, no sólo en la elección en las góndolas sino también en los restaurantes, los que comenzaron a vender vino en copas para adaptarse a la situación.

Los resultados favorecieron a la estrategia de la vitivinicultura. Muchos productos que compiten con el vino, como los jugos refrigerados, cayeron más de un 60% en el consumo, mientras las gaseosas debieron comenzar a competir con terceras marcas que aparecían a precios ínfimos. El vino mantuvo sus ventas. Y si bien se perdió algo de volumen de facturación, no se perdieron consumidores.

Para el sector más débil de la cadena vitivinícola, el productor y pequeño tenedor de vino, también se produjo un cambio. Porque surgió por presión nacional (el Ministerio del Interior) una política que intentaba actualizar los precios para evitar los quebrantos. Debe recordarse cuando luego de una reunión con los grandes compradores, el precio del vino de traslado aumentó de 7 a 15 centavos. Esas reuniones generaron una buena expectativa porque se llegó a la conclusión de que las políticas de base (mantener un stock de acuerdo con las necesidades) habían sido eficientes.

Esa situación derivó también en que quedaran de lado las políticas planteadas por algunos sectores que reclamaban prorrateos o bloqueos con el objetivo de que aumentara el precio del vino que los productores tenían en su poder.

El gran cambio se produjo cuando el dólar logró estabilizarse. Los bodegueros volvieron a mirar hacia el exterior, aunque se encontraban con la gran traba que significaba la imagen caótica que se desplegó de la Argentina y que influía sobre el vino. Una batalla que, a fuerza de voluntad y esfuerzo, la vitivinicultura en especial logró revertir y los hechos demuestran que -pese a que se retrajeron las exportaciones durante cuatro o cinco meses- al final del año se exportó igual o más que en 2001.

La globalización

También en un año difícil, la vitivinicultura comprendió que debía globalizarse y adaptarse a las exigencias internacionales. Había trabajado varios años tratando de insertarse en los mercados pero también debía sumarse al resto de la vitivinicultura mundial.

Después de muchas idas y vueltas, la Argentina decidió integrarse al Foro de Países del Nuevo Mundo Vitivinícola y hasta fue sede de la máxima reunión. Y lo hizo con coherencia. Planteó que debían respetarse los acuerdos previos, como es el caso del Mercosur, así como Estados Unidos prioriza el del NAFTA. El ingreso al Nuevo Mundo Vitivinícola puede abrir mercados de consumo importantes, como es el de Estados Unidos o el de Canadá.

Paralelamente la Argentina sigue trabajando en la necesidad de alcanzar un acuerdo con la Unión Europea. Si lo logra -las discusiones serán arduas- también podrán solucionarse muchas de las trabas para-arancelarias que ponen algunos países, como es el caso de Alemania.

Y dentro de los aspectos positivos, no puede dejar de mencionarse el Plan Estratégico Vitivinícola, un estudio en el que participaron la actividad privada, los gobiernos, el INTA y el INV y que en base a las fortalezas y debilidades de la vitivinicultura argentina concluye en que nuestro país puede multiplicar sus exportaciones en los próximos años. Un plan hecho a imagen del que en su oportunidad realizara Australia y que le dio excelente resultados.

El párrafo final para las inversiones. El ingreso de capitales para invertir en la vitivinicultura fue incesante, a caballo de la devaluación que se produjo en la Argentina. Los grandes bodegueros que están en el negocio mundial del vino se instalaron en la Argentina o terminaron de consolidar su participación en la industria. Lo hacen porque la Argentina brinda un terruño que permite obtener vinos de muy alta calidad y porque hay un mercado interno expectante.

En el balance final y a pesar de un año extremadamente difícil en lo económico, quedó más en el haber que en el debe.



mercado de vinos

Semana comprendida entre el 27 de dic. y el 2 de enero

Vino Contado Financiado

Tintos $ 30,95 $ 41,08

Criollos $ 25,00 $ 23,50

Blancos $ 22,53 $ 23,71

Ponderado $ 25,05 $ 28,42

Mosto Contado Financiado

Sulfitado $ 20,60 $ 20,80

Concent. $ 130,10 $ 200,00

Mercado de traslado

210 operaciones registradas

15.406 hectolitros a vinos finos

12.992 hectolitros de mostos

91.404 hectolitros en total

Fuente: Bolsa de Comercio de Mendoza



Datos de la industria

CONCEPTO PERIODO 2002 2001 VARIACION

Despachos de vino a consumo


Total país (miles hl.) Ene-Jun 5.501 5.838 -5,7%

Mendoza (miles hl.) Ene-Jun 4.672 4.513 -3,4%

Exportaciones

Argentina (miles hl)

Vino fino Ene-Jun 236,9 253,4 -6,5%

Vino mesa* Ene-Jun 98,3 173,5 -43,3%

Mendoza (miles hl.)

Vino fino Ene-Jun 38,3 s/d ---

Vino mesa Ene-Jun 22,9 s/d ---

Argentina (millones de U$S)

Vino fino Ene-Jun 51,5 59,4 -16,4%

Vino mesa Ene-Jun 4,9 11,3 -56,6%

Mendoza (millones de U$S)

Vino fino Ene-Jun 8,3 s/d ---

Vino mesa Ene-Jun 1,1 s/d ---

* El vino de mesa no incluye el regional. Fuente: INV.


Por Luis A. Fermosel
LOS ANDES 5/1/2003
http://www.losandes.com.ar/2003/0105/suplementos/economico/nota105696_1.htm

 
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