Las emulsiones se venden localmente y a otros países, como Sudáfrica, México y Brasil Permiten que la mercadería llegue a destino en excelentes condiciones En 1993, Temis Ghilarducci, una ingeniera química que hoy tiene 54 años, fabricaba ceras al agua para pisos, y luego de un encuentro fortuito con un ex compañero de la universidad,Gustavo Bauer, surgió la idea de asociarse y crear la empresa Tue.

Bauer y Ghilarducci, dos ingenieros químicos, en busca de nuevos negocios

Sin inversión adicional, los dos socios comenzaron a comercializar la fórmula que hoy es el producto estrella de la firma: se trata de una emulsión al agua para revestir frutas y hortalizas antes de ser vendidas en el mercado local o en el exterior.

Contar con esa cera se hace imprescindible para los productores locales. Por la ubicación geográfica de la Argentina, un exportador de frutas u hortalizas ve pasar al menos 45 días desde la cosecha hasta que el producto llega a destino y se consume. Pero en el momento de llegar a los mercados el producto tiene que mantener todas las propiedades que tenía cuando fue cortado y no tiene que haber perdido ninguna de sus propiedades alimenticias ni de hidratación.

Por esas razones, encerar manzanas, cítricos, ajíes, pepinos o tomates para embarcarlos hacia otro país no sólo obedece a una cuestión estética. "La cera impide que la fruta se deshidrate y permite un intercambio gaseoso para que el proceso de maduración de la fruta se vuelva más lento", explicó Ghilarducci. "Y también es un vehículo fungicida apto para el consumo humano", agregó. Las ceras son distintas en función de las frutas que se van a encerar y según los mercados a los que se dirigen.

A través de una red de distribuidores en el interior, Tue coloca sus productos en las distintas regiones exportadoras del país. Pero además la empresa vende al exterior las emulsiones para que se enceren frutas y hortalizas en países como Chile, Uruguay, Brasil, Sudáfrica, México y Bolivia.

Así, con un producto atípico y una empresa altamente especializada, Ghilarducci y Bauer consiguieron llevar adelante un proyecto que creció siempre al margen de la situación económica del país.

Durante los primeros años todo fue reinversión. A partir del cuarto año, los emprendedores sí obtuvieron ganancias. El año pasado la empresa cerró sus balances con una facturación de 1.500.000 pesos.

El crecimiento del negocio les permitió a los emprendedores incrementar su oferta de productos. En 1999 Tue consiguió financiamiento mediante el Fondo Tecnológico Argentino (Fontar), un programa de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación (Secyt) para desarrollos de tecnología de empresas privadas.

Así comenzó a desarrollar un filtro solar para la precosecha, que evita que la fruta se queme con el sol de la tarde. "En Brasil tienen que envolver los mangos para que no se quemen con el sol; nosotros vamos a viajar a ese país para ver qué se puede hacer con eso y, además, con la cosecha de café", contó Ghilarducci.

Distinciones

El aporte del Fontar no fue el único reconocimiento que Ghilarducci y Bauer recibieron. En 2000 se hicieron acreedores de un premio de Telecom y World Challenge (una institución que se dedica a ayudar a abrir mercados en el exterior), lo que les permitió ir hasta Sudáfrica para hacer negocios.

El año pasado, la devaluación del peso potenció en principio la actividad exportadora. Sin embargo, como las materias primas que necesitan en Tue están dolarizadas, los negocios no "explotaron". Pero eso no impidió que la compañía siguiera creciendo, porque fue rentable en todo momento. Actualmente, desde sus instalaciones en Dock Sud, Tue despacha mensualmente 300 tambores de cera de 200 litros cada uno. "Pese a todo, la Argentina siempre fue un país que dejó margen para hacer un emprendimiento", explicó Ghilarducci.