El secretario de Política Económica y Producción, Oscar Tangelson, abrió ayer una nueva polémica en torno del complejo agroexportador argentino, dedicado principalmente a la colocación de commodities (materias primas) en los mercados externos.

"Fuimos el granero del mundo; ahora el desafío es saber si podremos ser la góndola", dijo Tangelson, durante la apertura del Seminario Outlook de la Agroindustria Argentina, desarrollado ayer en el Hotel Intercontinental.

"Siguiendo el patrón de gran escala y tecnología, llegamos a un país concentrado, pero el nuevo tipo de enfoque nos permitirá ir hacia una Argentina federal sin tantas asimetrías", consideró Tangelson, uno de los hombres de mayor confianza del ministro de Economía, Roberto Lavagna.

En opinión del funcionario, que en algún momento citó al pensador francés Alain Touraine ("Critica al modernismo"), existe un fenómeno mundial de transferencia de la lógica tecnologista de los productos masivos hacia una demanda casi preciosista de alimentos.

"Si la homogeneidad y la masividad definieron el consumo en el siglo XX, este siglo quedará definido por la diversidad e identidad de los productos, en las que la Argentina tiene grandes oportunidades, aunque represente un gran desafío", consideró Tangelson.

Claro que, entre los participantes del seminario, esto cosechó adherentes y detractores. Las discrepancias parten del hecho de que el Estado recauda por retenciones a las exportaciones de commodities unos 3000 millones de dólares al año para financiar los planes sociales, a lo que se suma que estos embarques representan el 56% del total del país; cerca de unos 13.000 millones de dólares anuales.

"Los economistas hemos cometido barbaridades porque convencimos a la gente de que los temas económicos tienen soluciones económicas cuando, en realidad, representan mucho más que eso", consideró Tangelson, al tiempo que agregó: "Hay que satisfacer a un consumo que demanda productos locales con identidad cultural y con identificación de origen: estamos entrando en ese mundo y llegamos a un punto de inflexión".

El funcionario advirtió, de todos modos, que "la falta de un proyecto de país nos hace esclavos de las urgencias y estoy preocupado por la responsabilidad que nos ha tocado, porque estamos trabajando mucho sobre la coyuntura", dijo.

Perspectivas

Por su parte, el secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, Miguel Campos, destacó en la apertura del foro que el sector agroalimentario fue el "que más incrementó sus exportaciones, que crecieron un 36% respecto de mayo de 2001".

En tanto, Campos pronosticó que la producción de oleaginosas podría aumentar más de un 70% hasta 2008, mientras que estimó una suba del 18% de los embarques de cereales para el mismo año. El titular de Agricultura consideró que la Argentina está lista para pasar de exportar 13.000 millones de dólares a casi 20.000 millones y proveer al 11 por ciento de los mercados mundiales.

Tal vez una de las actividades con mejores perspectivas, según explicó Campos, sea la producción de vinos. "Las exportaciones crecieron en los últimos años un 90%, pero hay que destacar que en valor se incrementaron un 700 por ciento, lo que demuestra una mejora de la calidad del producto", dijo el funcionario. No obstante, como contrapartida, alertó sobre el "estancamiento" de las exportaciones de carnes bovinas y lamentó la caída del consumo doméstico, el deterioro de las condiciones sanitarias y la "importante evasión" en el sector cárnico.