En la Argentina: científicos de la Comisión de Energía Atómica
El proceso reducirá al menos un 30% los costos de fabricación de radioisótopos para uso médico.
- El procedimiento se denomina HMD
- Lo desarrollaron investigadores del Centro Atómico Constituyentes
- La técnica ya despertó interés internacional
Un equipo de científicos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) desarrolló un procedimiento que reduce al menos un 30% los costos de fabricación de la materia prima de los combustibles nucleares empleados en los reactores de producción de radioisótopos para medicina nuclear.
Con bajo presupuesto, agudizando el ingenio e incluso
utilizando instrumentos poco convencionales -como un dispositivo para fabricar
pastas caseras, adaptado para moler los materiales-, los especialistas de
la Unidad de Combustibles Nucleares de la CNEA desarrollaron y llevaron
a escala industrial el HMD (siglas de hidruración, molienda, deshidruración),
que permite producir un polvo de la aleación uranio-molibdeno, base para
la fabricación de combustibles nucleares.
"Hace dos años comenzamos a estudiar métodos alternativos
para pulverizar aleaciones de uranio-molibdeno (cuyo uso irá creciendo en
el mundo, en reemplazo de materiales más tradicionales), que actualmente
son comercializadas por un único proveedor, en Corea, con metodologías y
equipos de costo elevado -contó a LA NACION el licenciado Enrique Pasqualini,
físico, director técnico de Materiales Nucleares de Alta Densidad y jefe
del equipo-. Lo que logramos fue incorporar hidrógeno al material, para
transformarlo en un hidruro . La hidruración aumenta la fragilidad
y nos permite utilizar los equipos convencionales con los que contamos en
la CNEA para molerlo."
Hasta el momento, "nadie había podido hidrurar masivamente
este material", dijo Pasqualini. El desarrollo se realizó en la Unidad de
Actividad de Combustibles Nucleares, del Centro Atómico Constituyentes,
a cargo del licenciado Pablo Adelfang, donde Pasqualini preside el grupo
de Nanoestructuras y Componentes Estructurales. También colaboraron la unidad
que la CNEA tiene en Ezeiza y otras instalaciones, en el marco del proyecto
Combustibles de Alta Densidad de Reactores de Investigación y Producción
de Radioisótopos (Cadrip).
La aleación de uranio-molibdeno (U-Mo) es difícil de
pulverizar por métodos de molienda tradicionales. Aunque en el mundo existen
modernas alternativas, todas implican trabajar con un equipamiento voluminoso
y una importante inversión de capital.
Un proceso ingenioso
En cambio, el HMD "se basa en hidrurar masivamente
el material para fragilizarlo y poder molerlo con equipamiento convencional.
Una vez obtenido el material con la granulometría adecuada, se lo vuelve
a deshidrurar y se lo deja listo para ser utilizado en la producción de
combustibles", explican los trabajos de Pasqualini y colaboradores, presentados
recientemente en la reunión anual de la Asociación Argentina de Tecnología
Nuclear (AATN) y congresos internacionales.
El proceso que convierte un kilo de la aleación en
polvo dura 36 horas. Se utilizan bombas de vacío, un horno y un prototipo
adaptado para molienda, con dos rodillos, cuya base es una simple máquina
manual para hacer fideos caseros: "Nos la donó Pastalinda, y funciona muy
bien", asegura Pasqualini.
Además de su empleo en medicina nuclear, los combustibles
nucleares para reactores de investigación se utilizan para probar las propiedades
de los materiales frente a la irradiación, para análisis químicos y estructurales
y para realizar ensayos biológicos.
Según Pasqualini, "esto se traducirá al menos en un
30% de reducción del costo de fabricación de la materia prima del combustible
nuclear". Además, "estos combustibles durarán más tiempo, serán más fáciles
de tratar una vez gastados y producirán menos residuos -dijo el físico-.
Estimamos que la Argentina contará con importantes ventajas comparativas
para su producción y podrá ofrecer inmejorables condiciones para su exportación.
Aspiramos a producir unos 50 kilos anuales de polvo de uranio-molibdeno,
y con la continua incorporación de nuevas tecnologías, seguir insertando,
cada vez más, la Argentina en los mercados internacionales".
El polvo fabricado en la CNEA ya está siendo probado
para su calificación definitiva.
"Hasta ahora todo va bien, y se espera que en dos o
tres años, cuando el combustible esté calificado, podamos ofrecer a gran
escala este producto al mercado para ser usado como combustible nuclear",
afirmó el físico Enrique Pasqualini.
Y agregó: "Ahora estamos ofreciendo la tecnología a
todo el mundo para contribuir con la reducción de enriquecimiento y fabricando
dos combustibles nucleares que van a ser ensayados en el programa internacional
de calificación".
Pero además, "ya hemos recibido un pedido concreto
de cotización de Francia, que es uno de los proveedores mundiales más importantes
de materiales nucleares, lo que constituye un buen augurio para el futuro
de este desarrollo".
Por Valeria Shapira
De la Redacción de LA NACION
LA NACION | 25/11/2002
http://www.lanacion.com.ar/02/11/25/sl_452674.asp