La utilización de polimeros en biomedicina:
En algunos meses, la Facultad de Ciencias Exactas empezará a
desarrollar la tecnología para fabricar prótesis
óseas y cartilaginosas “a medida”. Lo hará a partir del desarrollo de una técnica basada en polímeros acrílicos y colágeno.
Es inédita en nuestro país y resolvería un problema central de la medicina. Las
prótesis que actualmente se utilizan deben ser importadas a
valores que superan los 20 mil dólares. Se buscará
inversiones para que la producción sea industrial.
Desarrollar polímeros sintéticos que sean biocompatibles,
es decir que no produzcan rechazo del organismo, para diseñar y
producir prótesis de huesos y cartílagos, es una de las
metas que el INIFTA (Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas
Teóricas y Aplicadas), que depende del Departamento de
Química de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad
Nacional de La Plata (UNLP), se planteó para este año.
Lograrlo sería un aporte trascendental para la medicina
argentina pues, actualmente, ese tipo de prótesis no se producen
en el país, e importarlas demandan alrededor de 20 mil
dólares.
“Nuestra idea es generar la tecnología que tienen países
del primer mundo para intentar producir acá estas
prótesis, para que tengan en el mercado costos más bajos
y accesibles a la mayor cantidad de gente posible”, explicó a
Hoy Javier Amalvy, Coordinador del Grupo Materiales Poliméricos
de ese Instituto.
El es doctor en Química, egresado de la facultad de Ciencias
Exactas. Aclara, no obstante que el director del proyecto es el
investigador superior del Conicet y profesor emérito en Exactas,
Mario Garavaglia, que aporta su experiencia en la utilización de
la técnica con láser. También tiene un rol
importante el investigador Tomás Grijera, que trabaja con el
colágeno que se utiliza para las prótesis blandas o
cartilaginosas.
La técnica
La experiencia de Garavaglia será fundamental para trabajar con
una técnica que se conoce como “estereolatigrafía
láser”. “Esta técnica nos permitirá diseñar
prótesis a medida. Es decir, con la información que
obtendremos, que será una imagen tridimensional, podremos tallar
la pieza con la forma y las dimensiones adecuadas a cada organismo”,
explica Amalvy.
Para profundizar en la técnica es necesario definir al
“polímero”, que está formado por una larga cadena de
miles de moléculas pequeñas o monómeros que se
repiten.
Según el tipo de molécula de que se trate, el
polímero será líquido o sólido, o
tendrá distintas propiedades. La naturaleza es la principal
generadora de polímeros (los tejidos de los seres vivos son el
mejor ejemplo), pero existen también polímeros
sintetizados por los químicos (nylon, teflón,
acrílico)
Lo que hace la estereolitografía “es dar forma tridimencional a
los polímeros. Desde el punto de vista técnico produce la
polimerización por efecto del láser. “En este caso
particular -explica Amalvy-, vamos a usar monómeros
acrílicos, que son líquidos, pero una vez que se
polimerizan pasan a ser sólidos”.
La adaptación
La prueba a superar es que una vez insertada en el cuerpo la
prótesis no produzca rechazo. Si eso se logra, se habrá
logrado “una compatibilidad entre el polímero sintético,
con los huesos, que es un material natural, desarrollado por el propio
cuerpo del ser humano”.
Una característica fundamental que debe tener el material con
que se fabrican las prótesis es la “resistencia mecánica
adecuada, dado que tiene que funcionar como soporte” de la estructura
ósea. Según Amalvy, estás prótesis duras, a
base de acrílico, puede funcionar para diferentes tipo de
huesos: cadera y fémur son los más comunes.
Pero el proyecto integral incluye el desarrollo de las prótesis
blandas o cartílagos, “que estarán desarrolladas con
materiales conocidos como colágenos”.
El proyecto es totalmente nuevo en al país, y “viene a cubrir lo
que se llama áreas de vacancia o poco exploradas o explotadas”,
explica el químico. “Justamente las aplicaciones de
polímeros en biomedicina es un área de vacancia”, dice.
Es por eso que el programa prevé el contacto directo con
médicos que van a participar en el proceso aportando su punto de
vista. De hecho, existe en la Comisión de Investigaciones
Científicas (CIC), que también participa de la
iniciativa, el laboratorio para la salud TECSA, que concentra todos los
conocimientos y la estructura tecnológica para aplicarlo en el
área de la salud.
Las prótesis, que comenzarán a desarrollarse dentro de
tres meses, serán financiadas por la Agencia Nacional de
Promoción Científico y Tecnológica. La CIC,
asociada al proyecto, también hace un aporte importante en
infraestructura edilicia e investigadores.
La aplicación
El trabajo del INIFTA es de experimentación para lograr que el
país tenga la tecnología necesaria para desarrollas las
prótesis. Para Amalvy, “sería interesante que haya
empresas que se entusiasmen y lo lleven a una escala de
producción importante”.
El profesional explica entonces el circulo que debe cerrar la “ciencia
aplicada”. “Nosotros en principio lo que haremos es desarrollar la
tecnología para ser capaces de producirlo. La idea
después seria trasladar esta tecnología y desarrollo al
sector privado, para que pueda implementarlo y hacerlo accesible a la
mayor parte de la población”.
CONICET : Diario Hoy | 07-04-06