Cuando nos reunimos por primera vez, parecía como si
estuviéramos hablando idiomas completamente diferentes", dice
Dale Quattrochi, de la NASA.
Pero muy pronto empezaron a comprender cómo los
datos obtenidos con satélites de la NASA se podían
traducir en información vital para la salud pública.
"Comenzamos a ver que realmente coincidíamos. Fue
maravilloso. ¡Como si de pronto se encendieran las luces!", dijo
Quattrochi.
Derecha:
Jeffrey Luvall, William Crosson, Dale Quattrochi y Maurice Estes, Jr.,
revisan datos proporcionados por satélites para el área
metropolitana de Chicago.
Durante
los últimos 50 años, los satélites han
revolucionado los pronósticos
del tiempo y también las comunicaciones. Entonces, ¿por
qué no podrían
hacer lo mismo con la salud de los seres humanos?
Los
investigadores de la UAB y de la NASA se dieron cuenta de que se
podía
enfocar la ciencia de los cohetes hacia la microbiología y la
salud
pública con el fin de producir avances en ambos campos. Ese
momento,
digno de un "¡eureka!", inspiró una idea tras otra sobre
diferentes
maneras de combatir los problemas en el ámibto de la salud
pública
utilizando datos proporcionados por satélites.
Una de las mejores ideas que surgieron fue la de
enseñar a estudiantes
de salud pública, quienes forman el grupo de investigadores y de
personal médico del futuro, a utilizar el potencial de las
ténicas de
imágenes proporcionadas por satélites con el
propósito de estudiar y
combatir enfermedades de la actualidad. Esta idea condujo a la UAB a la
creación de un laboratorio de detección a distancia para
hacer
precisamente eso (de hecho, es el primer laboratorio en Estados Unidos
dedicado a la detección a distancia que ha sido utilizado para
fines
médicos y de salud pública).
Los estudiantes del laboratorio toman cursos de
"capacitación cruzada" con científicos de NASA/NSSTC,
tales como los doctores: Dale Quattrochi, Jeff Luvall, Douglas Rickman,
Mohammad Al-Hamdan, William Crosson, y Maurice Estes, quienes
están allí invitados como conferenciantes y expertos.
Muchos de los científicos de NASA/NSSTC han sido contratados
como profesores adjuntos en la Escuela de Salud Pública de la
UAB. Y el innovador trabajo que realiza el laboratorio es de
vanguardia.
"Este
laboratorio, así como las investigaciones que apoya,
ayudará tanto a
nuestra generación como a las generaciones futuras", dice Jeff
Luvall,
del NSSTC (Centro Nacional de Ciencia Espacial y Tecnología, en
idioma
español). "Este es un momento decisivo para la salud
pública. ¿Quién
sabe hacia dónde nos llevará todo esto?"
Algunos
estudios auspiciados por el laboratorio ya han producido
investigaciones importantes respecto de la lucha contra la malaria.
Imágenes en infrarrojo, obtenidas por satélite,
están ayudando a los
científicos a localizar fuentes de agua tibia estancada (lo cual
representa un ámbito muy fértil para la
reproducción de mosquitos). De
este modo, se pueden tratar las áreas con problemas de manera
efectiva
y precisa, deteniendo así la propagación de la
enfermedad. Otros
investigadores del laboratorio están utilizando imágenes
proporcionadas
por satélites para establecer correlaciones entre casos de
infección
con el Virus del Nilo Occidental y la proximidad a vertederos de
neumáticos (otro lugar favorito para la reproducción del
mosquito que
transporta el virus).

Arriba:
Los satélites de la NASA realizan mediciones y trazan mapas de
las
temperaturas del suelo en el área metropolitana de Chicago.
La técnica de detección a distancia
también ha resultado muy valiosa para rastrear las influencias
del ambiente sobre el asma en los niños. Los datos
proporcionados por satélites están ayudando a determinar
los niveles de contaminación y otros factores ambientales en
aquellos lugares habitados por niños para averiguar si son estos
factores los que podrían estar provocando los ataques de asma.
De ser así, muchos niños podrían ser tratados con
terapias contra el asma que los protegan de estos efectos.
Otro
estudio busca establecer vínculos entre las enfermedades del
ambiente y
las enfermedades cardiovasculares, incluyendo los derrames cerebrales.
La UAB ha estado trabajando en un estudio de gran envergadura llamado
REGARDS (sigla que en idioma inglés corresponde a Reasons for
Geographic and Racial Differences in Stroke o Razones que explican las
diferencias geográficas y raciales en casos de derrame cerebral,
en
idioma español). Este estudio, financiado por el Instituto
Nacional de
Salud, tomó como muestra a más de 30.000 personas en todo
Estados
Unidos y utilizó observaciones internas que incluyeron la toma
de la
presión arterial y muestras de sangre así como la entrega
de
formularios con preguntas detalladas sobre la salud. El estudio se
centró en la población afroamericana debido a que,
según se ha
demostrado, este grupo exhibe mayor riesgo de contraer alguna de las
enfermedades que se están investigando (enfermedades
cardiovasculares,
hipertensión y derrames cerebrales, entre otras).
"Tanto
la UAB como la NASA desean comprender, por medio de los datos
proporcionados por satélites de la NASA sobre la calidad del
aire, los
índices de calor, la temperatura, la humedad y otros elementos
ambientales, de qué manera influye el ambiente sobre las
enfermedades
que investiga el estudio REGARDS", explica Quattrochi. "Los resultados
de este estudio podrían ayudar a los funcionarios de salud para
formular recomendaciones sobre la exposición ambiental y la
salud".
Ya
se han planificado muchos estudios, y otros están en curso,
acerca de
los efectos del agua sobre la salud dental y también acerca de
la
relación entre el plomo, el mercurio y los pesticidas con los
problemas
de salud en las madres y los bebés en el extranjero.
Sólo imagine lo emocionado que estaría el
diseñador de uno de los primeros satélites,
construído hace 50 años, si se enterara de que ahora se
los utiliza para combatir problemas de salud y salvar vidas. En
cualquier idioma, es una buena noticia.
CIENCIA NASA- 16
de Enero de 2008
|