Científicos de la UBA controlan la calidad del agua en asentamientos
Fecha Tuesday, 28 August a las 00:24:13 Tema Universidades
Hallan altos niveles de metales y bacterias Dedican su tiempo libre Los une un denominador común: el deseo de aprovechar sus
conocimientos para utilizarlos en una práctica social concreta.
Es un grupo de unas 40 personas que crece año tras año.
Son investigadores, docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales (Fceyn) de la UBA que forman el Taller de Aguas,
iniciativa interdisciplinaria, que desde hace unos cinco años
analiza la calidad del agua de consumo en asentamientos bonaerenses y
su relación con las enfermedades en esas poblaciones.
Curiosamente, el trabajo en pos de ese objetivo fundacional produjo
efectos inesperados, pues no sólo posibilitó mejorar la
calidad de vida de miles de personas, sino también
reconfiguró procesos de enseñanza-aprendizaje y
redefinió vocaciones. "Creo que las investigaciones que hago en
el laboratorio son muy valiosas para la ciencia, pero también
considero importante dedicar algunas horas a aplicar lo que sé
en algo que llegue a alguien que tiene rostro y que lo necesita hoy",
opina Irina Izaguirre, doctora en biología e investigadora del
Conicet.
Y esos rostros necesitados vieron cómo, un día, el barrio
se empezó a llenar de químicos, biólogos,
geólogos y estudiantes que visitaban sus casas, hacían
encuestas y tomaban muestras del agua que consumían. "Yo daba
clases particulares en la sala de salud del barrio María Elena
y, charlando con un médico de ahí, me di cuenta de que se
podía hacer algo más", cuenta la licenciada en
biología Renata Menéndez, docente de la facultad.
Así fue como, luego de una serie de análisis
fisicoquímicos, microbiológicos y parasitológicos,
los habitantes de María Elena, un asentamiento precario de La
Matanza, se enteraron de que el agua que usaban tenía altos
niveles de metales, parásitos y bacterias presentes en la
materia fecal.
Con esos datos, se elaboró un informe que los vecinos entregaron
a las autoridades municipales, y así lograron la
instalación de una red de agua a partir de la
construcción de dos pozos centrales. "Podemos dar herramientas
para solucionar muchos problemas que a veces son ínfimos en el
laboratorio y, sin embargo, para ellos pueden ser instrumentos
contundentes para lograr cosas que no tienen y de las que el Estado no
se está haciendo cargo", explica Belén Almejún,
licenciada en biología.
Ahora, el grupo trabaja en otro asentamiento del mismo municipio: el
barrio El Porvenir. "Allí hicimos un primer muestreo en
noviembre último y seleccionamos 12 puntos distribuidos
representativamente -consigna Alcira Trinelli, licenciada en
química y becaria del Conicet-, y vimos que el 75% de las
muestras de pozos poco profundos que toman agua del acuífero
Pampeano estaban contaminadas con bacterias de origen fecal y con
parásitos."
Mientras revuelve papeles, la doctora Gabriela Mataloni, investigadora
del Conicet, aporta datos "recién salidos del horno": "Los
resultados de los análisis de un segundo muestreo que realizamos
en junio indican un cambio favorable, debido a que se extendió
la red de agua potable a una parte del barrio. Sin embargo, un tercio
de las casas muestreadas, que siguen tomando agua de pozos poco
profundos, indican fuertes evidencias de contaminación fecal y
presencia de Pseudomona , que son bacterias
patógenas".
Sentido social
Según Almejún, el taller ( www.tallerdeaguas.com.ar
) también se inmiscuye en los laboratorios de
investigación y en los trabajos prácticos de algunas
materias. "Que nos muestren que lo que estamos aprendiendo tiene un
sentido social es un incentivo muy fuerte para mí como
estudiante", comenta Florencia Barbarich.
En algunos casos, el trabajo en el taller cambia la orientación
que los alumnos habían elegido para su carrera o, incluso,
redefine proyectos de investigación científica:
"Venía trabajando en reproducción humana, en un proyecto
más ligado a ciencia básica, y ahora estoy replanteando
mi doctorado, pensando en trabajar en temas de contaminación que
puedan dar respuesta a problemas sociales o incluso a cuestiones
estratégicas del país", revela Renata Menéndez.
Y la directora del proyecto, doctora María dos Santos Afonso,
confiesa: "Al principio me dio un poco de miedo, porque no es lo mismo
teorizar en el laboratorio que salir a campo. Pero ahora estoy contenta
porque nos permite devolverle a la sociedad la educación que nos
dio".Centro de Divulgación Científica de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la UBA
Por Gabriel Stekolschik
Para LA NACION
LANACION 27 de agosto de 2007 Ciencia y Salud
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/cienciasalud/nota.asp?nota_id=938195
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